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Sistema de recompensa social Roto

Aislamiento

     El aislamiento social provocado por la cuarentena, ha dividido todos esos grupos cuya dinámica consistía en la interacción social personal, esos círculos sociales de la vida real ya sean del colegio, universidad, trabajo, cursos, etc. Siendo estos mayoría en la dinámica social de las masas. Por lo tanto, durante todos estos días de cuarentena, se ha visto cómo el sistema de recompensa social dentro de los mismos se ha a adaptado a el contexto, e interacciones que antes pasaban desapercibidas y ocurrían de manera orgánica, ahora son forzadas en una interacción fallida, intentando llenar ese vacío y soledad que siente el individuo en estos momentos.
     Es difícil afrontar este hecho, y más si la personalidad de la persona no está acostumbrada a la poca interacción social, además de que no es por elección propia que se decide aislarse, es una fuerza externa más allá de nuestro control la que está dictando el cómo debemos comportarnos, lo que causa un efecto negativo incluso en esas personas que están acostumbradas a la poca interacción social. Quizá por esta misma razón, el efecto es mucho más notorio en esas personas las cuales conocemos, que tenían una vida social muy activa antes de la cuarentena, y que ahora se an unido a un montón de tendencias en las redes sociales para intentar llenar lo que en su momento llenaban sin darse cuenta.

Grupos y distancia

     Los grupos poseen una manera única e independiente de actuar, cada integrante del mismo posee roles, y un estatus, ya sea de forma intrínseca o explícita, tanto los grupos formales cómo informales, y este sistema se mantiene en grupos sociales de la vida cotidiana, tanto en grupos y relaciones que se generen mediante el internet. Cada individuo posee una manera de actuar dentro de un grupo en específico (personalidad adaptativa) y este es recompensado de forma directa o indirecta, es una relación simbiótica donde el individuo le da al grupo lo que este espera de él, y este recibe del grupo lo que él espera del mismo.
     Esta relación mutua, orgánica y en la mayoría de los casos incondicional e inconsciente, se ha visto truncada debido al aislamiento y la distancia. Las personas ya no reciben estas recompensas sociales que antes pasaban por alto, pero las cuales eran beneficiosas para los miembros de la relación, se vieron privados del núcleo de cualquier relación humana, la recompensa.
     Por esa razón, de manera inconsciente, y se podría considerar, hasta natural, en muchas redes sociales surgieron de diferentes formas, distintos tipos de dinámicas en donde las personas podían sentirse identificadas, podían obtener de nuevo ese sentimiento de pertenencia que perdieron debido al aislamiento, podían tener de nuevo esa interacción social, ese feedback el cual pasaban de alto en su cotidianidad.

Recompensas y sentir pertenecer

     Como se mencionó anteriormente, estas dinámicas entregaron al usuario un sentimiento de pertenencia, el cual era habitual en sus grupos anteriores y que había perdido debido al aislamiento social. Hoy 21/4/2020, al 39avo día de cuarentena, recuerdo que la primera ola de "locura" colectiva, o en donde se vio de manera obvia esta necesidad de pertenecer, fue al 8vo-9no día, cuando en mis estados de WhatsApp vi un brote descomunal de estados donde colocaban algo parecido a "Coloca un <3 si cuento contigo", y muchos otros estados que eran imágenes con una lista de preguntas hacia la persona que lo publicó, respondías el número y te pasaban la respuesta (maneras muy poco ortodoxas de comenzar una conversación y de satisfacer una necesidad de morbo latente en las personas que no se habían acostumbrado al aislamiento)
     La mayoría está acostumbrado a comenzar conversaciones de manera natural en su entorno social predeterminado, comentando lo que acontece alrededor, lo que sienten, bromeando al respecto, etc. Pero al volverse todo tan monótono y simple, por el hecho de que todos están en sus casas, la falta de novedad, el hecho de no poder compartir contexto para comentarlo y no interactuar juntos en el mismo, limita las posibilidades de una persona para interactuar con otra a la cual estaba acostumbrada a convivir en la dinámica anterior, por lo tanto, conversar partiendo de preguntas forzadas, sin necesidad de pensar, sin necesidad de construir un contexto, ni de llegar a ese punto invirtiendo tiempo en una dinámica que ya no se puede hacer, o no saben cómo, se ha visto común al menos en las primeras semanas de cuarentena.
     Otras actividades que se viralizaron, otorgando ese sentido de pertenencia a las personas que las realizaban fueron los tags, los bingos, los retos ya sea con imágenes o videos. Todos los que participaban en esta, ya sea por 1 día 2, pertenecían, obtenían interacción social, sentían que cumplían con la labor de algún rol asignado. Es decir, obtenían de efecto placebo, eso que obtienen en su cotidianidad sin darse cuenta. Me incluyo ya que participé en algún bingo, o publicando alguna capture de algún juego, solo para obtener una recompensa social relacionada a ese contexto que yo elegí voluntariamente.
     El que más me sorprendió, por la difícil elaboración y la cantidad de feedback que obtenía, fue el challenge de la princesa, o en otras palabras el #DisneyPrincessChallenge, las personas que decidían pertenecer a este grupo necesitaban 2 factores, el de parecerse a algún personaje de la cultura pop de caricaturas (no solo eran princesas de disney, al final eso se adaptó a las circunstancias), y el de tener la indumentaria necesaria para no solo parecerte físicamente, si no vestirte cómo el mismo. La cantidad de feedback obtenido al cumplir este reto era increíble, cientos de reacciones, especulo que muchas respuestas por mensaje al mismo desafío, siendo catalizador de conversaciones nuevas, también llegando al punto de compartir las fotos, siendo esta la recompensa máxima?
     A que experiencias en la vida real se pueden comparar las obtenidas por este desafío? Quizás a las de hacer algún evento significativo en tu grupo, y que quede grabado para su posterior publicación? Ya que este desafío llevó el reconocimiento de lo estético a otro nivel, ya no sólo el reconocer ser bonito o bonita, si no el hecho de serlo y de poder parecerte a algún personaje de la cultura pop de nuestra infancia. El nivel de reconocimiento recibido por el mismo, era equiparable a el que las personas reciben cuando hacen caridad, o cuando obtienen algún logro institucional, simplemente era ridículo, para lo que realmente había detrás. Pero, en circunstancias tan atípicas como esta cuarentena, lo ridículo se hace norma.

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